«No hay barrera, cerradura ni cerrojo que puedas imponer a la libertad de mi mente» 

Virginia Woolf

Tras más de 100 años celebrando el Día Internacional de la Mujer, seguimos en la lucha. Y aunque las historias de estas mujeres merecen ser contadas todos los días del año, y fueron muchas (y siguen siéndolo) las que tuvieron que publicar sus obras bajo el seudónimo de un hombre, hoy os hablamos de ellas. De Gerda, Colette y Margaret.

Robert Capa

Bajo el seudónimo de Robert Capa se escondía un matrimonio, Gertha Pohorylle (que adoptó el seudónimo de Gerda Taro) y Endre Ernö Friedmann, ambos fotógrafos de guerra. Las cosas no les iban demasiado bien, y fue así como Gerda pensó en firmar sus trabajos bajo el seudónimo de un supuesto fotógrafo estadounidense. Se cree que fue ella quién «creó» a Robert Capa. El éxito de la primera exposición fue rotundo, y sus obras alcanzaron precios exorbitantes. Esto hizo despegar la carrera de Endre,  que finalmente «adoptó a Capa» tras un distanciamiento con Gerda. No está claro a quién pertenece cada fotografía, pero se han hecho mundialmente famosas. Tampoco está claro qué habría sido de su trabajo si no hubiesen creado a este personaje. ¿Sería Robert Capa quien es hoy en día? Y Gerda, ¿podría haberse hecho un hueco en la historia de la fotografía firmando como una mujer?

Desgraciadamente, Gerda muere a los 26 años en un accidente durante el repliegue del ejército republicano.

Colette copia

A sus 20 años, Sidonie Gabrielle Colette se casa con el escritor Henry Gauthier Villars, 15 años mayor que ella. Se dice que él vio que ella poseía un enorme talento literario, así que le pidió que escribiese una serie de novelas acerca de su niñez y su adolescencia. Así nació Claudine (1900-1903), pero nunca fue firmada por ella, sino por Henry, que ya era conocido por utilizar varios escritores fantasma. Tres años después de su publicación, y tras diez años soportando infidelidades y viendo cómo era utilizada y ninguneada, Colette se divorcia y su trabajo como escritora se afianza y es reconocido. Trabaja en periódicos y publica un sinfín de obras, entre ellas Gigi (1944), que posteriormente fue llevada al cine.

Fallece a los 81 años dejando atrás una vida apasionante.

Margaret-Keane

Margaret Doris Hawkins, artista estadounidense, siempre destacó por sus pinturas con grandes ojos. Tras casarse con Walter Keane, de quién adopta su apellido, sus obras comienzan a venderse firmadas como «Keane». El público piensa que es él el artista de los cuadros, y Walter se atribuye su autoría. Se cuenta que exigía a Margaret que trabajase durante largas horas, y que era encerrada bajo siete llaves con el fin de que nadie descubriese el sucio secreto. No es hasta 12 años más tarde cuando Margaret decide vencer su terrible timidez e idear un plan: perfeccionará su técnica y su estilo para que sus nuevas pinturas se diferencien de las antiguas, y las firmará como «MDH Keane«.

Cuando Margaret finalmente se divorcia de Walter, ambos reclaman los derechos de los cuadros. Años después ella reta a su ex marido a pintar frente al público en la San Francisco’s Union Square, pero éste jamás se presenta. Tras la demanda, en el juicio queda patente que Walter Keane es un impostor y un cobarde.

En la actualidad Margaret, de 89 años, vive en California. En 2014 ve su historia en la gran pantalla dirigida por Tim Burton bajo el nombre de «Big Eyes«.

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1 comentario

  1. ¡Que interesante! No conocía la historia de Colette y me ha parecido increíble. Menos mal que la historia, mejor o peor, se ha encargado de revelarnos la verdad.
    🙂

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